Andares de cine

A propósito de Llewyn Davis describe una semana en la vida de un joven cantante de música folk mientras recorre la escena musical del Greenwich Village de 1961. 

Llewyn Davis (Oscar Isaac) ha llegado a una encrucijada. Se enfrenta a un despiadado invierno neoyorquino con la guitarra a cuestas para abrirse camino como músico mientras intenta superar tremendos obstáculos, algunos creados por él mismo. Sobreviviendo gracias a la generosidad de amigos y extraños, y trabajando donde puede, las desventuras de Llewyn le llevan desde los cafés del Village hasta un club vacío en Chicago – en una odisea con la esperanza de realizar una prueba para el magnate de la música Bud Grossman – y de vuelta.

Rebosante de música interpretada por Oscar Isaac, Justin Timberlake y Carey Mulligan (en el papel de los amigos casados de Llewyn y afincados en el Village), así como por Marcus Mumford y Punch Brothers, A propósito de Llewyn Davis – en la tradición de O Brother – nos lleva a la música de otros tiempos. Épica a escala intimista, la película es la cuarta colaboración de los hermanos Coen con el productor musical T Bone Burnett, galardonado por los Grammy y los Oscar.

Realmente no sé como valorar del todo esta película. Supongo que es una de las características de los ENORMES hermanos Coen cuando se proponen comenzar con una nueva creación, que son tan complejas que no sabes por donde poder empezar a describirlas.
La película es profunda. Te hace sentir la realidad de Llewys, el frío y la humedad que siente en los huesos durante toda la trama. Te hace conocer la decadencia de una persona que en su día fue alguien y que con el tiempo no es más que un caminante sobre la nieve, sin casa, y sin abrigo que lo resguarde y que en su camino las desgracias y despropósitos van con él de la mano.

No voy a profundizar en detalles porque cada rasgo de este film es un detalle diferente, algo conectado con otro pero que a su vez no tienen nada que ver entre ellos. En lo único en lo que voy a profundizar es en la interpretación de dos personas: Oscar Isaac y Carey Mulligan. Pero mi resolución final sobre la película es que es tan rara real y verosímil como fascinante y emotiva. Si durante su visionado no has estado en la piel de Llewyn Davis no has estado viendo las entrañas de la película.

-Oscar Isaac: espléndido trabajo. Me ha parecido una interpretación preciosa y conmovedora. Las expresiones de su cara frente a las variopintas situaciones que le suceden son una genialidad de la interpretación. El realismo que desprende ante su posición económica es de lo más emotivo que he visto, me recuerda mucho a la empatía de Jennifer Lawrence en El lado bueno de las cosas (2012) con sus cambios drásticos de ánimo ya que Llewyn sobre-explota el morro y la sinvergüenzonería cuando se trata de aprovecharse (en muchos y amplios sentidos) de sus 'amigos' Jim y Jean Berkey, pero sin embargo muestra un bochorno y un pudor al aceptar ayuda, no solicitada, de sus amigos Mitch y Lillian Gorfein.

-Carey Mulligan: pese a sus escuetas y pocas apariciones en la pantalla, consigue ser más un personaje 'real' que un personaje 'ficticio'. Es capaz de mostrar a una mujer enfadada de verdad. Sus gestos con las manos, sus gritos, su severidad, el tono y volumen con el que es capaz de decir la palabra 'gilipollas' seis veces seguidas y que sepas que cada una de ellas es más necesaria que la anterior y que apoya el argumento, inválido totalmente, que está haciendo. El espectador siente la ira con la que habla, el cinismo con el que miente y el orgullo con sólo la mirada. A mi parecer consigue hacer el papel de mujer histérica y mentirosa eminentemente.